jueves, 8 de septiembre de 2016

España: diez suicidios diarios


El título es desgarrador: "Hoy se suicidarán 10 personas en España". La nota es de David Romero para Russia Today y habla del carácter casi epidémico que está alcanzando la tasa de suicidios en ese país. Un dato adicional: por cada suicidio efectivo hay veinte (20) intentos. Como se sugiere en la nota que sigue a esta, la mitad de los casos parece deberse a la situación económica, sobre todo al desempleo y a los desahucios. Terminamos este post con una nota de prensa del Ministerio de salud argentino comentando sobre los suicidios en nuestro país.


Título: "Hoy se suicidarán 10 personas en España"

Epígrafe: Las muertes por suicidio duplican a las producidas en accidentes de tráfico. Además, por cada suicidio hay otros 20 intentos no consumados.

Texto: El suicidio sigue siendo la principal causa de muerte externa en España. Desde 2014 las muertes voluntarias duplican a las producidas por accidentes de tráfico.

"El suicidio ha aumentado un 60 % en los últimos 45 años. Supera en el mundo a todos los muertos por guerra y homicidios juntos. Por cada suicidio que se produce en España, se dan 20 intentos. Es decir, 78.200 intentos cada año. Por tanto, se calcula que hoy se producirán 10 muertes por suicidio en nuestro país", explica Jose Ramón Pagés, coordinador de la fundación ANAED, de ayuda contra la depresión, en declaraciones recogidas por el diario 'El Mundo'.

Teniendo en cuenta las franjas de edad, uno de los mayores incrementos que se han producido entre 2007 y 2014 corresponde a los que tienen alrededor de 50 años. Los suicidas de esta generación han aumentado un 38% durante estos años, que coinciden con los de la recesión económica.


Prevención para un problema de "trascendencia enorme"

Este próximo sábado 10 de Septiembre se celebra Día Mundial para la Prevención del Suicidio, por lo que diversas organizaciones y profesionales del sector tratan de concienciar e informar sobre esta práctica. Sin embargo, vistas las cifras, y en opinión de los profesionales relacionados con este fenómeno, hay muy poco que celebrar. "El dato es aterrador -afirmaba en una entrevista reciente el vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría Jerónimo Saiz-, que mueran más de 10 personas al día por suicidio en España supone un hecho de una trascendencia enorme desde el punto de vista de la salud pública".

"Habría que hacer un plan de prevención con una serie de medios, con unas expectativas y objetivos- propone Sáiz-. En primer lugar, hay que ver qué porcentaje de las personas que mueren por suicidio tienen problemas psiquiátricos y, en ese sentido, tratarlas precozmente y detectarlo. El problema más común es la depresión, pero hay también otros como el consumo de alcohol, la esquizofrenia, los trastornos de la personalidad...".


¿Es la situación económica como factor importante?

Los datos, que revelan con claridad que el aumento de la tasa de suicidios ha coincidido en el tiempo con la crisis económica, y la sonoridad mediática de algunos suicidios relacionados con desahucios de los que se ha informado periódicamente, hacen que se haya extendido la sensación de que la situación económica del país ha contribuido al aumento de las muertes voluntarias hasta situarlas en cifras verdaderamente preocupantes.

"Es muy difícil atribuir a un sólo factor un aumento claro de las cifras de suicidio -indica Jerónimo Saiz. Hay datos de todo tipo. Lo cierto es que esto mismo se ha estudiado en otros países y en otras crisis económicas, y no hay correlación exacta. Puede haber factores como el desempleo o los desahucios... que evidentemente no son buenos...es difícil hablar de un único factor, se suman otros muchos".

En España, existe una lista de suicidios relacionados con la crisis económica, elaborada por el colectivo 15-M, que documenta los casos que han llegado a conocer. La lista recoge varias decenas de casos, pero no es exhaustiva ni puede explicar por si misma el aumento generalizado de la tasa de suicidios.

De hecho hay quien, basándose en datos publicados por la Organización Mundial de la Salud, afirma la crisis no ha sido un factor especialmente relevante en el caso del aumento de suicidios en España, o al menos no tan relevante como en otro países. Por ejemplo Aaron Reeves, de la Universidad de Oxford, cuyas declaraciones recogía también el diario 'El Mundo' hace dos años, justo cuando España alcanzaba sus peores cifras en tasa de suicidios. "En España -comenta Reeves-, no ha habido un efecto sustancial de la recesión sobre el número de suicidios. Es difícil decir el porqué de este poco impacto". Sin embargo, a escala internacional, la conclusión de su estudio es que, en total, ha habido al menos 10.000 suicidios más por culpa de la crisis en la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos desde la Gran Recesión iniciada en 2007.



***


La nota que sigue, también de David Romero para RT, salió publicada el 18 de Junio de este año. En ella se sugiere que cinco de los casi once suicidios diarios en España obedecen a causales económicas: 

Título: Más de 5 suicidios diarios en España: la economía de los desahucios

Epígrafe: El aumento de los casos de suicidio que reflejan las estadísticas en España no se atribuye oficialmente a causas concretas, pero se sospecha que la situación económica es un factor influyente. Una de las consecuencias de esa maltrecha economía son los desahucios, que han contribuido de manera directa a ese incremento.

Texto: La estadística de suicidios en España arroja un dato escalofriante: casi 11 casos al día. La cifra se ha incrementado durante la crisis, y en los medios de comunicación viene siendo habitual en los últimos años la aparición esporádica de casos relacionados directamente con procesos de desahucio.

En RT nos hemos preguntado hasta qué punto los desahucios, esa dramática consecuencia de la crisis financiera, son a su vez causa de suicidios y por qué lo son con tanta frecuencia. Y también nos hemos interesado por el impacto que tienen en la salud de las personas.

Incluso a simple vista, se entiende que un desahucio no es simplemente la culminación del proceso legal y administrativo por el que se desposee a una persona de su vivienda, sino también la entrada a un mundo lleno de dificultades sociales y emocionales, por el que las personas transitan a veces sin recursos suficientes para superarlas. Por la manera en que se ejecutan los desahucios y por los estragos que estos causan en la sociedad (siendo el más extremo de ellos este significativo incremento de los suicidios), todo indica que las autoridades y las instituciones no parecen ser plenamente conscientes de las profundas implicaciones psicosociales de este fenómeno o que, al menos, no han desarrollado la sensibilidad suficiente.


"Habitualmente, todo empieza con la pérdida del trabajo y de la posibilidad de afrontar las deudas normales de la propia vida, desde las cuestiones más básicas hasta las deudas financieras"

Comparte esta opinión Luis Chamarro, coordinador de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Madrid, una de las asociaciones que más visibilidad ha ganado en España, y no por casualidad: su trabajo ha logrado paralizar más de 2.000 desahucios y ya han realojado a unas 2.500 personas, además de intervenir con éxito en la legislación para favorecer y defender de abusos a las familias con problemas hipotecarios.

"En la PAH trabajamos con el concepto de 'desahucio vital'" explica Chamarro, en alusión al fuerte impacto que tienen en la vida estos crueles procesos legales, que llegan a afectar seriamente a la salud de las personas: "Habitualmente, todo empieza con la pérdida del trabajo y de la posibilidad de afrontar las deudas normales de la propia vida, desde las cuestiones más básicas hasta las deudas financieras".


El 100 % de las familias afectadas por un proceso de desahucio sufren problemas de salud

Esa situación de indefensión no tarda en generar problemas: Chamarro señala que "el 100 % de las familias afectadas por un proceso de desahucio sufren problemas de salud. Principalmente afectación psicológica, pero también múltiples problemas de salud física, de los que el 50 % son padecimientos de carácter grave. Hay un problema de ansiedad continuo, con todos sus derivados: insomnio y alteraciones de la conducta alimentaria (agravados por el hecho de que a veces ni siquiera se tiene dinero para llevar una dieta medianamente equilibrada). Y, por otra parte, suelen agravarse los problemas que ya tenga la persona previamente: afecciones cardiacas, coronarias… esos casos son muy numerosos: el número de fallecimientos por infarto es significativamente alto".

En cuanto al problema de los suicidios, explica que "la mayor parte de la gente no pide ayuda, no sabe defenderse. De ahí se deriva el incremento de los suicidios. En la cifra oficial, de casi 11 suicidios diarios, no se explican las causas. Pero nosotros manejamos datos suficientes como para decir, incluso aplicando un principio de prudencia, que más de la mitad, es decir, más de 5 al día, tienen que ver con la situación económica".


La mayor parte de la gente no pide ayuda, no sabe defenderse. De ahí se deriva el incremento de los suicidios

Preguntamos a Luis Chamarro cómo puede ayudar su plataforma a paliar esta terrible consecuencia de los desahucios: "Enseñándoles a vivir en esas circunstancias, revirtiendo el orden de prioridades y dejándoles claro que, desde el punto de vista legal, solo hay que querer defenderse para poder salir de la situación".

Para ello, la PAH no cuenta con profesionales, sino con la voluntad de los colaboradores y con la solidaridad y el apoyo mutuo de los afectados entre sí.

Uno de esos afectados es Kristian, un malagueño afincado en Bilbao que perdió la vivienda familiar hace más de 5 años. Accede a contarnos su experiencia: "Nosotros teníamos una empresa familiar de construcción que funcionaba bien, en plena burbuja, y llegó un momento en que la crisis lo paralizó todo. Empezamos a tener impagos, demoras de nuestros clientes, retrasos, cobros pendientes… y la empresa tuvo cerrar. Uno de los primeros casos de la parálisis del sector durante la crisis inmobiliaria fue el nuestro".


Nosotros teníamos una empresa familiar de construcción que funcionaba bien, en plena burbuja, y llegó un momento en que la crisis lo paralizó todo

Y también fue uno de los más representativos. Lo que nos relata a continuación, retrata uno de los problemas más graves y habituales que se dieron durante la burbuja inmobiliaria española y contribuyeron a su tóxico crecimiento: la desinformación generalizada de los ciudadanos frente a productos financieros complejos, que aceptaban confiando ciegamente en el banco de turno. "Pedimos rehipotecar la casa y, cuando nos dirigimos al banco, la verdad es que no entendíamos nada de esos temas. Aceptamos una hipoteca con euribor variable y no se qué más… nos vendieron la moto. No entendíamos bien los detalles y, solo con el tiempo, llegamos a entender el tipo de trato tan oscuro que habíamos firmado. Por la variabilidad del euribor, en un tiempo muy corto, pasamos a pagar 900 a 1.700 euros, casi el doble".

Y ya no había vuelta atrás: "Cuando empezaron los problemas —continúa Kristian—, intentamos pactar con el banco de mil maneras; al fin y al cabo, ellos nos conocían y sabían como trabajábamos, sabían también los motivos de nuestro cierre: los impagos de nuestros clientes, los pagos aplazados… pues nada, no aceptaban ninguna fórmula alternativa: solo querían desahuciarnos y quedarse con la vivienda". El mismo 1 de enero de 2011 tuvieron que entregar la llave a la entidad bancaria.


Para nosotros, lo peor de todo fue la sensación de fracaso. De mis padres, sobre todo. Para ellos, que eran mayores, fue muy difícil superarlo. Mi madre estuvo muchos meses con ansiedad y depresión

La experiencia de Kristian refleja perfectamente la dinámica macroeconómica que, en España, ha producido una escalofriante cifra de desahucios. Y aunque sus circunstancias personales amortiguaron razonablemente un golpe que hubiera podido ser mucho más duro, su experiencia también incluye los rasgos dramáticos propios de los desahucios: "Para nosotros, lo peor de todo fue la sensación de fracaso. De mis padres, sobre todo. Para ellos, que eran mayores, fue muy difícil superarlo. Mi madre estuvo muchos meses con ansiedad y depresión y temíamos por la salud de mi padre, que tenía problemas coronarios y había sufrido algunos infartos. Yo mismo tuve una época en la que necesité alejarme de todo eso y me salí. Fue mi hermano el que se hizo cargo y me iba informando… me hubiera gustado llevarlo mejor, resistir más. Fue muy necesaria la solidaridad familiar. Por suerte, somos una familia grande y pudimos salir adelante entre todos. Como vivíamos en un pueblo pequeño, la gente era cercana y, de vez en cuando, nos ofrecieron ayuda".

Desafortunadamente, no todos cuentan con circunstancias suficientemente favorables. El propio Kristian nos cuenta que un compañero, un gestor de otra empresa, muy cercano y ocasional colaborador, se suicidó unos años después.

¿Como influyen los desahucios en el ánimo de las personas? Y, sobre todo, ¿cómo pueden derivar en suicidio con tanta frecuencia? Say Lindell, psicólogo y activista en la campaña Vivir Dignamente en Málaga, nos ayuda a comprenderlo.

Ante un proceso de este tipo, indica que "lo más previsible es la ansiedad y la inestabilidad emocional. Las personas que están sufriendo la posibilidad de un desahucio se encuentran ante una situación muy estresante, que no controlan, que les genera muchísima inseguridad: un mundo para el que no están preparados y para el que no tienen recursos suficientes".


Las personas que están sufriendo la posibilidad de un desahucio se encuentran ante una situación muy estresante

"La sensación habitual —continúa Lindell— es la de: 'quiero arreglarlo y estoy dispuesto a hacer todo lo posible, pero no tengo los recursos suficientes: ni económicos, ni de conocimientos', porque, claro, además se trata de un mundo muy complejo, jurídico, administrativo, legal… y todo eso produce mucha inseguridad y mucho miedo, que normalmente lleva a un bloqueo, a una parálisis, a la frustración. Eso es muy habitual: frente a la fuerte ansiedad y la imposibilidad de dar una respuesta, se producen conductas de evitación o una anulación total de la conducta. Normalmente, eso deriva en un estado depresivo. Es importante atender a la emociones que se van dando, porque un desahucio provoca un 'shock' emocional muy fuerte".

Una vez que se ejecuta, la víctima del desahucio tiene que afrontar una nueva situación llena de dificultades. Desposeído de su hogar, probablemente incluido en listas de morosos que le impedirán el acceso a cualquier tipo de financiación (o a la contratación de servicios, como una linea de teléfono móvil o un suministro eléctrico a su nombre), la persona desahuciada queda considerablemente excluida de su entorno social: "Aunque depende, en parte, de las circunstancias de cada uno, esto casi siempre crea importantes sentimientos de soledad y vulnerabilidad… y ocurre un derrumbe de algunos pilares básicos de las creencias que se tenían sobre el mundo. El desahuciado, por decirlo así, queda estigmatizado".

Las consecuencias de este nuevo estado de cosas, de esta exclusión social que se produce de hecho, son devastadoras: "hay que tener en cuenta —enfatiza este psicólogo— que el ser humano es un ser básicamente social. Si al ser humano se le condena de alguna manera a la exclusión, esa persona queda estigmatizada, sufre secuelas importantísimas y pierde la sensación de pertenencia a sus grupos sociales… ¿Cómo va a tener relaciones sociales, si no tiene ni para tomar un café? ¿Como va a tener una pareja, si no tiene un sitio donde disfrutar la intimidad? Se le está anulando socialmente y eso, para un ser humano, es casi imposible de afrontar".

Este tipo de problemas, como ya hemos apuntado antes, no tardan en producir un fuerte impacto en la salud: "Está comprobado que este tipo de situaciones acarrean enfermedades físicas, se somatizan mucho: trastornos en la piel, alergias, se bajan las defensas, se sufren más resfriados, las dolencias se hacen crónicas, aparece el reuma, los dolores de espalda, los trastornos alimentarios…".


La palabra 'vivienda' viene de 'vivir'. Lo que se pierde en un desahucio no es un edificio, no son unos muros, es una parte importante de nuestro ser

Las palabras de Lindell, en general, ofrecen una profunda visión de conjunto, que trasciende la percepción simplista del desahucio como una transacción en que una persona física pierde un inmueble. Cuando le preguntamos por qué un desahuciado podría llegar a suicidarse como, de hecho, ocurre demasiadas veces, nos responde así: "Es que en parte ya ha perdido su vida; ha perdido las ilusiones, se le ha deteriorado parte de su tejido social y de su identidad. La casa no es una pertenencia, como una gorra o un vestido: la casa es un espacio de vivencias y de convivencia". Y concluye: "La palabra 'vivienda' viene de 'vivir'. Lo que se pierde en un desahucio no es un edificio, no son unos muros, es una parte importante de nuestro ser".

Si uno comprende lo que dice Say Lindell, cuesta entender la frialdad con que se ejecutan millares de desahucios y aparece la necesidad de plantearse si son una solución proporcionada a los problemas que pretenden resolver.


***

Los datos sobre el suicidio en la República Argentina son un poco menos preocupantes que los de España y están por debajo de las medias mundiales. A continuación copiamos un informe de prensa del Ministerio de Salud de la Nación sobre este tema en nuestro país:


Título: Mortalidad por Suicidio en Argentina 2000-2013

Texto: Con el objetivo de contar con información actualizada para la orientación de políticas de salud la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones (DNSMyA) –organismo dependiente de la Secretaría de Determinantes de la Salud y Relaciones Sanitarias del Ministerio de Salud de la Nación- elabora anualmente el informe de Mortalidad por Suicidio en Argentina en base a los datos suministrados por la Dirección de Estadísticas e Información en Salud del Ministerio de Salud de la Nación (DEIS).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al suicidio2 como “el acto de matarse deliberadamente”. Tanto la prevalencia de suicidio como sus características y los métodos utilizados para llevarlo a cabo varían considerablemente entre diferentes poblaciones con el transcurso del tiempo. Por lo tanto resulta prioritaria la vigilancia de la mortalidad por suicidio en el nivel nacional, provincial y local.

En Argentina en el año 2013 se produjeron 3.106 defunciones por suicidio y la tasa de mortalidad alcanzó 7,4 por cada 100.000 habitantes. La tasa fue un 19% menor que en 2003 (año con la tasa más alta del período analizado) y un 8% inferior que en 2012.

La tasa de suicidio a nivel nacional en 2012, de 8,0 por 100.000 habitantes, fue inferior a la última registrada a nivel mundial, de 11,4 por 100.000 hab. En el año 2013, se observó en Argentina una disminución a 7,4 por 100.000 hab. En relación al año 2012 entre los países limítrofes la mayor tasa de suicidio la presentó Uruguay (16,2), seguido por Chile (10,6), Paraguay (6,9) y Brasil (5,2). Bolivia, en tanto, no presentó datos en este indicador.

En cuanto a la mortalidad por suicidio según sexo se encontró que la tasa en hombres (12,1) fue inferior a la presentada en el mundo (15,0). La tasa observada en mujeres fue sensiblemente más baja en Argentina (2,8) que a nivel mundial (8,0). El mayor número de defunciones por suicidio se observó en el grupo de adolescentes y adultos jóvenes. La tasa de suicidio presentó una distribución con dos picos, presentando el de mayor valor en el grupo de edad de adolescentes y jóvenes y, el otro, en individuos de 75 años y más. En cuanto a la tendencia presentada por estos dos grupos de estudio, los adolescentes mostraron desde el año 2000 un incremento en las tasas de suicidio, por el contrario, los adultos mayores presentaron un descenso sostenido. Tanto a nivel nacional como a nivel mundial, en el grupo de adolescentes y jóvenes, el suicidio se ubica en segundo lugar sobre el total de causas de muerte; mientras que en los adultos, se ubica entre las 6 primeras causas de muerte.

Asimismo los dos principales mecanismos de suicidio (ahorcamiento y armas de fuego) coinciden con los datos a nivel mundial. Para concluir, el suicidio constituye a nivel mundial un importante problema de salud pública. De allí la necesidad de continuar y profundizar las líneas de trabajo que se vienen desarrollando con especial énfasis en el segmento de adolescentes/jóvenes, bajo el lema “Con el compromiso de todos, el suicidio se puede prevenir”.

1 comentario:

  1. No solamente coincide con ciclos económicos sino tampién con la aplicación de las "leyes de género".
    Un hombre denunciado por su mujer (sin pruebas y sin testigos)de "violencia de género" es desauciado inmediatamente de su casa con el agravante de que debe seguir pagando la hipoteca.

    ResponderEliminar