domingo, 29 de mayo de 2016

Los franceses no comprenden que las reformas laborales son por su propio bien


Enternecen los neoliberales cuando meten la mano en el bolsillo de los pueblos. Verdaderamente parece que les duele joder a la gente. Lloran lágrimas de cocodrilo mientras cercenan conquistas sociales, precarizan el empleo, aumentan tarifas, etc. Allá como acá, nos dan ganas de acariciarles la cabeza mientras nos dicen, con ojos de vaca degollada, que todo lo hacen por nuestro bien. Como nos explicó Rosendo Fraga hace días nomás, ¡es que se terminó la fiesta, chicos! ¿Creías que podías comprarte celulares, una moto, viajar? Minga! Ahora, a pagar el despilfarro, tontín.

Primero veamos cómo contaba las cosas el periodista Carlos Yárnoz para el diario español El País el 5 de julio de 2014:


Título: Francia se resiste a las reformas

Subtítulo: Socialistas críticos, sindicatos y el Senado entorpecen la aprobación de un histórico plan de ajuste

Texto: El Gobierno francés pisa a fondo estos días el acelerador para sacar adelante en la Asamblea Nacional el histórico paquete de reformas con el que prevé poner en marcha el Pacto de Responsabilidad lanzado en enero por el presidente François Hollande. Se trata del primer y polémico intento de hacer frente a un quinquenio de declive económico y social en Francia. Pero la división interna entre los socialistas, las amenazas de los sindicatos, las protestas en la calle y el pulso del Senado acechan al primer ministro, Manuel Valls, quien ya advierte que no seguirá al frente de un Gobierno al que no se le permita avanzar.

La segunda economía de la zona euro es hoy la que arroja algunos de los datos más preocupantes en la Unión Europea. Mientras los países más afectados por la crisis de la deuda, entre ellos España, han hecho reformas y empiezan a registrar los primeros datos positivos, en Francia se acumulan las cifras negativas trimestre tras trimestre. El desempleo roza ya el 11%, el doble que en Alemania, y ya ha superado los cinco millones de parados. La deuda continúa al alza y está a punto de superar los dos billones de euros (93,6% del PIB) y el FMI acaba de anunciar que el crecimiento este año será solo del 0,7%, tres décimas menos que lo esperado por el Gobierno.

“Quiero hacer salir a Francia de este bloqueo”, declaraba Valls al diario Les Echos el pasado miércoles, “y más rápido”, añadió el jueves. El bloqueo dura ya demasiado tiempo. “Desde hace diez años, todos los parámetros de la economía francesa se deterioran casi continuamente”, aseguran en su libro Changer de Modèle, publicado el pasado abril, el investigador Élie Cohen y los profesores Philippe Aghion y Gilber Cette. “Pese a la urgencia", añaden, “Francia aún no ha reestructurado ni controlado su gasto público [por encima del 56% del PIB], ni ha reformado el mercado laboral o el de bienes y servicios de forma significativa”, lo que refleja “la impotencia de los políticos que han renunciado a la acción reformadora”.

Los rebeldes reprochan a Valls que asuma el discurso socio-liberal
Es en el terreno político, y precisamente en sus propias filas, donde Valls encuentra las principales resistencias. Un grupo de 41 diputados socialistas plantean estos días en la Asamblea Nacional enmiendas a los dos principales proyectos de ley que contienen las reformas concretas del Pacto de Responsabilidad lanzado por Hollande año y medio después de ganar las elecciones en 2012.

Tras un forcejeo con Valls, los rebeldes se avinieron el pasado martes a votar a favor del primer proyecto, que prevé una reducción fiscal para los sueldos más bajos y recortes de unos 4.000 millones en los presupuestos ministeriales. El grupo crítico, encabezado sobre todo por diputados próximos a la exministra Martine Aubry, ya advirtió que no apoyará la semana próxima el segundo proyecto de ley, de mucho mayor calado, que prevé para las empresas unas ventajas en cotizaciones sociales fiscales por más de 30.000 millones en tres años, mientras se mantienen congelados los sueldos de los funcionarios y las pensiones superiores a 1.2000 euros mensuales.

El desequilibrio entre las ventajas que obtienen las empresas y los trabajadores, así como el escaso apoyo al consumo de los hogares, son los principales puntos esgrimidos por los rebeldes. Valls les contesta: “Reducir las cargas de las empresas es apoyarles a afrontar una competencia mundial feroz”.

El diputado Philip Cordery, designado esta vez por el partido para responder preguntas de este periódico, sostiene por teléfono que el Gobierno no va debe cambiar sus prioridades “tras cada elección o sondeo”, y que, aunque les respeta y entiende sus reservas ideológicas, entre los rebeldes hay políticos muy diversos, incluido alguno que busca “asegurarse su reelección”. Para Cordery, hay “un fuerte corporativismo” en Francia contra las reformas, y también una contradicción: “Los franceses creen necesarias las reformas pero, cuando se proponen, empiezan los problemas”.

La respuesta interna de los socialistas se ha acrecentado más esta semana, después de que Valls anunciara que dará más ventajas a los empresarios, como la simplificación de la normativa laboral o el recorte de privilegios para acceder a la jubilación en personas con trabajos penosos.

“Se asume el discurso social-liberal”, lamentó de inmediato Christian Paul, uno de los rebeldes. Esta vez incluso se le sumaron destacadas figuras del partido, como su primer secretario, Jean-Christophe Cambadélis —“me quedo perplejo”— o el anterior primer ministro, Jean-Marc Ayrault. “No se logrará nada sin un compromiso mínimo”, declaró al diario Le Monde.

Una inédita alianza entre comunistas y UMP frena el cambio regional
Ese compromiso busca Valls en la Gran Conferencia Social convocada por el primer ministro para el lunes y martes. “Sé las tensiones que pueden existir”, pero “tenemos que ser exigentes con nosotros mismos porque los franceses nos lo exigen”, les ha dicho por carta a sindicatos y patronales.
Han sido los agentes sociales los que estos días han creado el segundo nivel de tensiones. Ocho patronales amenazaron hace una semana con boicotear la conferencia social si no se aceptaban, entre otras, las cesiones anunciadas tres días después por Valls.

Pero ese anuncio originó otra amenaza de boicotear el diálogo social: la de algunos sindicatos, unidos todos ellos en criticar a Valls por ceder de nuevo ante los empresarios. “Basta que la patronal estornude para que el Gobierno le lleve una caja de pañuelos”, señalaba a la emisora France Intern el jueves Jean-Claude Mailly, secretario general de Fuerza Obrera.

Otro frente se abre camino estas semanas en la calle: las protestas, huelgas y manifestaciones de los trabajadores ferroviarios, de las navieras estatales, los controladores aéreos o los eventuales del espectáculo.

Por último, el Senado también entorpece la reforma territorial, que prevé la reducción a 14 de las actuales 23 regiones francesas. En una alianza inédita, los senadores de la conservadora UMP, los comunistas y los radicales de izquierda solicitaron un informe previo sobre el impacto de esa reforma y, después, aprobaron pedir un referéndum. Todo, para retrasar el debate.

Solo el Frente Nacional, el gran beneficiado de las pasadas elecciones europeasque le homologaron como organización política al uso, está en condiciones de sacar ventaja. Así lo ve Valls, quien en una en una intervención ante la cúpula de su partido el mes pasado decía: “La crisis económica y social alimenta otra más profunda, la crisis de identidad. Francia corre el peligro de deshacerse. La derecha está exangüe, la izquierda, desorientada, y el único mensaje claro es el de la extrema derecha”. Ante semejante escenario, Valls teme que la izquierda francesa pueda incluso “desaparecer”. “Sí, la izquierda puede morir”, dijo.


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UN TRIMESTRE EN PIE DE GUERRA


FEBRERO
La izquierda se rebela al conocer la reforma laboral.

MARZO
9. Primera movilización. 390.000 manifestantes.
10 y 14. Primeras rebajas en el texto.
14. Valls recibe a sindicatos y patronal.
31. Manifestaciones por toda Francia. Nace Nuitdebout.

MAYO
10. Valls aprueba la ley por decreto.
12. Valls supera una moción de censura.
19. Empiezan los bloqueos a refinerías. Escasez en gasolineras.
25. Huelgas en las 19 centrales nucleares.

JUNIO
10. Empieza la Eurocopa.
14. Convocada manifestación nacional en París.

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Ahora vayamos a la nota del mismo autor y diario del día de hoy: 


Título: El rechazo al cambio provoca el peor estallido social en 20 años en Francia

Subtítulo: Una descafeinada reforma laboral de un Gobierno debilitado alienta en todo el país la revuelta de un sindicato radicalizado

Texto: En un país ya conmocionado por el terrorismo, la batalla entre un Gobierno debilitado y un sindicato radicalizado ha llevado a Francia al caos a cuenta de una rebajada reforma laboral. Hacía dos décadas que no se veían gasolineras sin combustible, refinerías bloqueadas y cientos de miles de manifestantes en las calles. También entonces, en 1995, el estallido se originó por una reforma, la de la Seguridad Social. Francia no admite reformas profundas. En todo caso, revoluciones.

Un directo colaborador del presidente François Hollande, el experimentado ministro de Finanzas, Michel Sapin, el máximo dirigente sindical y analistas consultados no se atreven a augurar cómo acabará esta grave crisis. En juego está el modelo social de Francia, el futuro de la izquierda, el papel de los sindicatos o el futuro de Hollande y su primer ministro, Manuel Valls.

¿Por qué ahora? Es incomprensible que Hollande haya lanzado su más dura reforma, no incluida en su programa electoral, a solo un año de las presidenciales y a tres meses de laEurocopa. Ha avivado la división en la izquierda y la respuesta en la calle le ha devuelto al récord de solo un 15% de popularidad. La oposición afirma que “está acabado”. “No tiene autoridad ni credibilidad”.

Un colaborador del Elíseo explica que la primera parte de su mandato tuvo que dedicarla a equilibrar las desbocadas cuentas públicas, sobre todo el déficit. La segunda, a mejorar la competitividad de las empresas con 40.000 millones en ayudas y ventajas. “Ahora tocan las reformas estructurales”.

Pocas y rebajadas reformas. Pese a llamarla “la legislatura reformista”, Hollande y Valls han aprobado muy pocas y rebajadas. “Llevan 30 años diciendo que son necesarias, pero son siempre homeopáticas”, dice el historiador Benoît Pellistrandi. Cita como ejemplo las cuatro “insuficientes” reformas de las pensiones entre 1993 y 2013.

Implosión socialista. La ley originó de inmediato otro foso en la izquierda y en el propio Partido Socialista, hoy en riesgo de implosión. 24 diputados rebeldes –con otros 32 de la izquierda radical- apoyaron son su firma una frustrada moción de censura contra Valls. Ahora han pedido a Hollande que abandone “estas reformas que inquietan legítimamente y dividen inútilmente a la izquierda”. Falto de apoyos en la Asamblea Nacional, donde perdió la mayoría hace año y medio,Valls aprobó la reforma por decreto. Hace dos años predijo que “la izquierda corre el riesgo de morir” si no hace reformas. Hoy augura algo peor: “Este país se muere por sus conservadurismos, por la imposibilidad de reformarse”.

Cesiones inmediatas. El Gobierno limó y edulcoró la ley, que facilita y abarata los despidos, tras las primeras protestas en marzo. Es lo habitual en Francia. Ahora está abierto a negociar “más modificaciones”, pero la CGT le exige “simple y sencillamente” que retire la ley, como repite el líder de ese primer sindicato, el duro Philippe Martinez.

Dimisión de Valls. El Gobierno apuesta sin fisuras por “la firmeza”. Está obligado para no perder la escasa credibilidad que le queda. Si retirase la ley o la rebajara más, Valls, que admite “errores” en la gestión del proyecto, tendría que dimitir. Lo asumen en el Ejecutivo, aunque añaden: “Ese escenario no existe. Hollande no puede cambiar por segunda vez de primer ministro en dos años”.

Oportunidad para la CGT. Con 690.000 afiliados (llegó a tener más de tres millones), la CGT perdía miles cada trimestre y la CFDT, sindicato reformista que apoya el texto edulcorado, amenaza con quitarle el liderazgo. Hollande ha puesto en bandeja a Philippe Martinez y a su radicalizado sindicato la oportunidad de recuperar fuerza al movilizarse contra una ley denostada por más del 60% de los franceses, porcentaje igual al de los convencidos de que el Ejecutivo se rendirá. Como prueba de su radicalización, Martinez ha participado en incendios de barricadas ante centros de producción.

Eurocopa a la vista. A pocos días de la Eurocopa en Francia, que empieza el día 10, la capacidad de presión de los sindicatos es “brutal”, reconoce el Ejecutivo.La CGT y sus seis organizaciones aliadas han pactado esta semana “ampliar las movilizaciones”. Junio arrancará con paros indefinidos en ferrocarriles y aviación civil. El 14 habrá una manifestación gigante en París. ¿Acaso no era previsible una enorme protesta contra la reforma laboral? “La meteorología social es una ciencia muy aproximativa”, respondía el viernes el ministro Sapin en una reunión con cuatro periodistas, uno de EL PAÍS.

Sólo el ultraderechista Frente Nacional pesca en este río revuelto
Huelgas en el ADN. Los paros, huelgas y manifestaciones “están en el ADN de los sindicatos franceses”, comenta Martinez. “En 10 años ha habido 30 huelgas en el sector de la enseñanza”, recuerda Pellistrandi. El sector privado apenas participa en los paros. No cierra ninguna tienda.

Privilegiados. Entre los cientos de miles de asistentes a las manifestaciones hay cuatro colectivos identificables. La mayoría son representantes sindicales de empresas públicas o semipúblicas, como las de energía o transporte público. “Son trabajadores con más privilegios que el resto, con mejores condiciones laborales o de jubilación”, asegura Pellistrandi. “Una minoría”, insiste Valls.

Otro grupo lo componen estudiantes. El tercero lo integran grupos ácratas e indignados. Por último, cientos de encapuchados violentos actúan regularmente por toda Francia y originan continuos enfrentamientos con la policía. Ha habido ya más de 400 policías heridos y más de 200 jóvenes detenidos.

Le Pen gana. El ultraderechista Frente Nacional pesca en este río revuelto, coinciden los sondeos. Su líder y candidata, Marine Le Pen, y los suyos rechazan la reforma, censuran a la CGT por ser de “la extrema izquierda” y critican al Gobierno por no emplear la mano dura en la calle. Nadie duda de que el año que viene ganará la primera vuelta de las presidenciales. El ministro Sapin tiene claro el porvenir: “La izquierda está dividida. La derecha está dividida. Quien se califique para la segunda vuelta frente a Le Pen será quien esté menos dividido”.

1 comentario:

  1. “En 10 años ha habido 30 huelgas en el sector de la enseñanza”, recuerda Pellistrandi. El sector privado apenas participa en los paros
    “Son trabajadores con más privilegios que el resto, con mejores condiciones laborales o de jubilación”, asegura Pellistrandi. “Una minoría”, insiste Valls.

    Creo que escuché esto en Argentina 2014

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